El uso de autos eléctricos crece progresivamente en varios lugares del mundo -gracias a la innovación y determinación de grandes fabricantes- y el cambio está influyendo directamente en la infraestructura de los países más avanzados en la materia.
El aumento del número de coches que circulan y funcionan con energía eléctrica hace necesario que también se multiplique la cantidad de puntos de recarga de este tipo. Y un claro ejemplo es lo que está ocurriendo en Japón.
Según la marca Nissan, actualmente hay unas 40.000 unidades de carga para coches eléctricos, incluyendo a las instaladas en hogares, contra las 34.000 gasolineras tradicionales distribuidas en todo el territorio del país asiático. Además, los especialistas aseguran que la diferencia se profundizará con el paso del tiempo.
Es cierto que las estaciones de recarga de combustible poseen varios surtidores y tienen capacidad para abastecer a varios autos en simultáneo, pero la cifra de puntos de recarga eléctricos constituye todo un símbolo del avance de esta tecnología en Japón.
Compañías como la mencionada Nissan, Toyota, Renault, Mitsubishi y Citroën, entre otras, han enfocado su norte hacia el desarrollo de coches con bajo impacto ambiental, teniendo en cuenta su convencimiento acerca de la teoría que señala que la nafta o gasolina -obtenida del petróleo, un recurso natural no renovable- tiene fecha de vencimiento.
Por su parte, Tesla Motors es otro de los fabricantes que pisa fuerte en el rubro de los autos eléctricos y su Model S es actualmente el de mayor autonomía disponible en el mercado (sus dos modelos tienen una autonomía de 335 km y 407 km).
Las grandes empresas automotrices parecen tener bien claro cuál es el futuro de la industria. Lo que hace algunos años atrás resultaba poco probable o difícil de imaginar, de a poco va convirtiéndose en realidad, producto de la necesidad de encontrar soluciones para bajar la contaminación y optimizar los recursos naturales del planeta. Y en esa búsqueda, una de las principales víctimas será la gasolina.
¿Qué nos depara el futuro?
Imaginando un futuro en el que la gasolina se utilice cada vez menos, se vislumbran dos alternativas con potencial suficiente para abastecer a la mayoría de los coches: las baterías eléctricas y las pilas de combustible de hidrógeno.
Baterías eléctricas
Sin lugar a dudas, son las más eficientes, considerando que consumen menos de la mitad de energía con respecto a un coche a gasolina, y las que menos contaminan, otro aspecto de suma importancia.
Hoy en día es posible utilizar un coche de estas características, pese a que aún existen algunas limitaciones relacionadas a la autonomía, infraestructura de recarga y velocidad de recarga, dependiendo de cada ciudad y país.
Los precios pueden parecer altos, pero si se analiza el contexto por completo es una especie de inversión a cuenta, ya que los costos de uso y mantenimiento son inferiores al de los tradicionales.
Pilas de combustible de hidrógeno
Los impulsores de este modelo basan sus argumentos en la ventaja que posee sobre los coches eléctricos enchufables, básicamente en dos aspectos: autonomía (de unos 500 a 600 km) y velocidad de recarga (es posible abastecer por completo a un auto en menos de 5 minutos).
¿Cómo funciona? Mezclando hidrógeno y oxígeno del aire, mediante una reacción química, se genera electricidad, que pasa a las baterías y luego impulsa el motor. En la práctica, la metodología no cambiaría para los consumidores, ya que deberían recargar sus autos en estaciones de servicio de hidrógeno, tal como lo hacen ahora con la gasolina.
Sin embargo, hay un punto que no se debe pasar por alto. El hidrógeno puede extraerse de diversos compuestos: del agua mediante electrólisis, biomasa o también de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas natural.
Y está claro que si se obtiene de combustibles fósiles, el método más utilizado actualmente en el mundo, deja de tener cero emisión contaminante y de ser renovable. Por lo tanto, para que pueda igualarse con los beneficios de la batería enchufable, tendría que extraerse de una fuente renovable.
El modelo Mirai de Toyota es uno de los pocos disponibles en el mercado con esta tecnología y la marca japonesa ya tiene pedidas más de 1.500 unidades. En tanto, Honda está ultimando detalles para presentar su propio coche a pila de combustible de hidrógeno, denominado FCV Concept.